jueves, 7 de septiembre de 2017

Las mascotas de doña Deya

Por Thalia Morales

Mi abuelita Deyanira Miranda me enseñó el respeto de los animales desde que tengo uso de razón. Me encantaba ir a su casa en David y jugar con Pequi, su fiel amiga de cuatro patas. Pequi era su compañera inseparable, y a mi me fascinaba jugar con ella.



Cuando íbamos a la finca de los abuelos en Boquete, en donde ahora está el Explorador, la can era la primera en entrar al carro y bajarse en la cabaña. De hecho ya sabía cuando era viernes; no es broma, mi mascota actual también sabe cuando es viernes... no me pregunten como lo saben.

En su casa en David, los abuelos tenían a otros dos canes: Búfalo e Inger, pero debido a su gran tamaño vivían en el patio.

Creo que mi abuelita se dio cuenta de lo mucho que disfrutaba de sus mascotas y cuánto quería un perro propio, y fue así que me regaló a Morita, mi inseparable french poodle que estuvo conmigo desde los siete años hasta que cumplí 19 años de edad, eso sí, no sin antes mandarme a leer un libro de la colección de enciclopedias para saber cómo debía cuidar al animalito.

Crecí con Morita También me regaló a Sasha, una hermosa pastor alemán, ya que mi papá nos había regalado una igualita, pero se salió de la casa y más nunca supimos de ella. Estaba devastada.

Y bueno, pasaron los años y nuestras mascotas pasaron a mejor vida. Ahora, son otras las que nos llenan de alegrías, y que coloco en mi regazo cuando voy a Boquete. Eleuteria Elizabeth II y Yiyi son las princesas de la casa, de allí le sigue Tomaza, la sensación de El Explorador, quien guía a los turistas que llegan al jardín, seguidas de un séquito de gatos, loros, pavos y gallinas.

Eleuteria Elizabeth II, la nueva princesa de El Explorador.


Tomaza, la guía de los turistas que visitan el jardín.


Extrañamos mucho a Yeyi, la mamá de Yiyi y a Eleuteria Elizabeth I quienes partieron recientemente de este mundo.


Yeyi y Yiyi. 


Eleuteria Elizabeth I, se te extraña cada día.


El Explorador

En donde era la finca, mi abuelita instaló y construyó junto a su esposo y mi abuelito Demetrio - a quien extrañamos un montón - un santuario, haciendo provecho de la maravillosa vista que tiene hacia el volcán Barú denominado jardín Eco Temático El Explorador.

Mi tío Jimmy, es el artista detrás del pincel y la genialidad que se esconde en cada uno de los objetos elaborados con materiales reciclados, que resaltan la belleza del lugar, acompañado de música instrumental que se escucha entre los árboles, haciendo de la visita al lugar una experiencia inolvidable.

Me pudiera demorar horas contándoles de las maravillas que ofrece este lugar, y entre las últimas atracciones, está la nueva Harley Davidson ecológica, un zurradero, la mariposa de madera, varias fuentes, miles y miles de hermosas flores y orquídeas... de verdad, tienen que ir para verlo. Que conste, no es porque el sitio sea de mi abuelita.



Lo importante es lo que te puedas llevar contigo del santuario en la mente, lo que puedas apreciar del lugar, las especies, los colores, los recuerdos, y sobre todo el aprendizaje, como conversaba con mi abuelita hace algunas semanas, cuando le comenté sobre la idea de la creación de este blog sobre animales, que le pareció una gran idea. ¡Gracias por el apoyo doña Deya!


Los otros habitantes del Explorador que podrá conocer son:



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