Por Thalia Morales
La cita con Adriana Navarro, propietaria de Little Pets Fashion, fue en una refresquería de Vía Argentina. Fácilmente la reconocí, venía
con un ramillete de vestidos y disfraces de diversas tallas, para perros macho
y hembra.
Habían vestidos de La Cenicienta, Toy Story, camisetas de
la selección Nacional de Fútbol, vestidos con encajes, tuxedos, placas, collares… en fin, de todo
lo necesario para que un perro luzca bien.
Navarro aprendió a usar la máquina de coser, mientras
observaba a su abuela cuando era pequeña; pero la historia comenzó hace cuatro
años, cuando su esposo le obsequió a Maya, una schnauzer
mediana.
“Empecé a hacerle vestidos a Maya… cuando
la llevaba a la veterinaria, todo el mundo tenía que ver con la ropita, y las
personas me comenzaron a encargar”, afirma.
Navarro trabaja en una estética a tiempo completo, por lo
cual no lo veía como un negocio al principio, y poco a poco lo hizo.
Su trabajo se caracteriza por sus delicados cortes y
acabados. Otra característica de su marca, es que las piezas no diseña las
piezas por series, es decir, “no hago 20 o 30 del mismo… si vas a un festival,
no vas a ver a varios perros con los mismos diseños”, sostiene.
Para sacar el mayor provecho de una yarda de tela, diseña
tres vestiditos de varios modelos, mas no repetidos.
¿Qué es lo que más le piden?
Los que si ofrece Little Pets Fashion en mayor cantidad son
las camisetas de la Selección de Panamá de Fútbol, y para la temporada de
béisbol juvenil y mayor. En cuanto a la
temporada de Halloween la demanda está en los disfraces y el noviembre las
polleras y camisillas.
También tiene modelos de trajes de novia, que le ha tocado
confeccionar para bodas de los dueños de la mascota.
Entre los materiales de las telas de sus diseños abundan
los algodones y las telas suaves, por el clima caluroso de Panamá.
Su proceso creativo puede ser en cualquier momento, ya que los diseña, poco a poco. En algunas ocasiones el cliente le pide ciertos
colores o formas, a la medida del animal, por lo cual ella agarra la
tela, le da forma y se ayuda con algunos patrones ya creados.
El diseño más costoso es la pollera que vale entre 40 y 45
dólares, sin contar con los accesorios.
Para muestra, una fiesta
Adriana me invitó a la fiesta de sus bebés Koko y Choko,
hijos de Maya, quien viven con ella; aunque me confiesa que tiene otros dos
canes más, pero que viven con su suegra en Chitré, estos son Leizo y Tirro, que no
pudieron asistir al cumpleaños.
Así que llevé a mi chihuahua Loki, con un modelo de LittlePet Fashion por supuesto. Fuimos de los primeros en llegar, aunque ya habían
varios invitados impacientes por celebrar.
Y así poco a poco, Dogland de El Cangrejo se llenó de
mascotas y sus familias. Había un área para que los canes corrieran y jugaran,
había una jaula para los más inquietos y sillas para los más pequeños cuyos
amos no se atrevían a dejar solos con los perros más grandes..
Llegó una treintena de canes de diversas razas, además de
los schnauzer anfitriones, vestidos con diseños de Adriana, así como sus compañeros perrunos, habían chihuahuas,
shitsu, bóxer francés, yorkshire, husky y mestizos.
Hubo música, meriendas para mascotas y canastitas con productos especiales; eso sí, a medida que llegaban nuevos perros el ambiente se ponía medio tenso, imagínense... habían casi 30 perros de diversos tamaños, razas y edades. De vez en cuando había que separar a alguno que otro perro. Pero al final, ¡todos se divirtieron de lo lindo!
Hubo música, meriendas para mascotas y canastitas con productos especiales; eso sí, a medida que llegaban nuevos perros el ambiente se ponía medio tenso, imagínense... habían casi 30 perros de diversos tamaños, razas y edades. De vez en cuando había que separar a alguno que otro perro. Pero al final, ¡todos se divirtieron de lo lindo!
Al final Loki me pidió ser cargado, ya que estaba
muy cansado. Al día siguiente durmió por horas, y es que la rumba canina quedó
muy buena.
Thalia Morales
Cortesía de Adriana Navarro (J.Barrios y Dogland)
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